Es posible que al principio hayas creído que esto no podía ser posible, de que existiera el edificio más feliz del mundo pero así es. Lo que no vas a creer es que este se encuentra en el sombrío país de Alemania.
Se destaca por sus extravagantes colores fluorescentes y sus mil caras formando un sin fin de sonrisas que, al verlas, te robará una sonrisa también.
La idea de la Happy Rizzi House surgió en 1977 con una conversación entre Jäschke Olaf, dueño de la galería aeschke en Brunswick y el artista Pop de Nueva York James Rizzi, sobre un edificio de 5 plantas que de por si fuera un monumento al arte moderno.
Finalmente, en 2001, junto al arquitecto Konrad Kloster hicieron posible este proyecto. Construyeron la Happy Rizzi House sobre las ruinas de una antigua granja de un palacio ducal, lo que años más tarde se convertiría en un punto de referencia en la ciudad.
No solo son los colores que hacen contraste con una ciudad antigua y sobria sino que también transmite optimismo y un bello enlace entre las construcciones sajonas de siglos pasados y los modernos edificios de oficina de la ciudad. Todo un espectáculo para ver.
