Esta casa solariega del siglo XIX, totalmente renovada con materiales ecológicos, ofrece un marco intemporal en el que crear recuerdos inolvidables. El mobiliario de origen apasionado y las creaciones de artesanos locales confieren a cada habitación un alma única y auténtica.

Un amplio y acogedor salón con estufa de leña le da la bienvenida tras sus excursiones. La luminosa cocina ofrece una relajante vista del río, mientras que los dormitorios y cuartos de baño retro-modernos proporcionan comodidad para todos. Un fresco pintado a mano adorna uno de los dormitorios, añadiendo un toque artístico distintivo.

El jardín virgen celebra la biodiversidad con sus amplios prados y su encantadora maleza. La enorme terraza orientada al sur invita a contemplar la magnífica bahía de Morlaix, creando el espacio perfecto para relajarse al aire libre.

Su ubicación es ideal para explorar los tesoros de la región. El mercado de los sábados en Morlaix, una excursión a la isla de Batz o una cena con estrellas en La Butte Plouïder son sólo algunas de las experiencias que le esperan. La región también está llena de playas secretas y estudios de artistas por descubrir.